Siiiiiiiiii a la segunda fue la vencida :):)
No, no estoy loca es que por fin me han salido los.......MACARONS
Estoy super contenta, ya que después del desastre de la primera vez pensé que nunca me iban a salir. Pero leyendo detenidamente la receta una y otra vez descubrí cuáles fueron mis dos grandes errores:
- Mezclé demasiado las claras con la almendra y el cacao y me quedó una masa muy líquida.
- No esperé a que se secaran del todo. Error de novata, no tuve demasiada paciencia :(
Así que imaginaros la alegría que sentí cuando metí los macarons en el horno y vi que les empezaba a salir su pequeño piececito, empecé a saltar por toda la cocina como una loca mientras mis padres, mi hermano y hasta mi perra me miraban como si hubiera perdido la cabeza. Pero tenéis que entender que era un piececito tan bonito y les salía a todos a la vez...aishhh.
(Mirar que bonitos todos)
Así que aquí vengo para compartir con todos vosotros la receta y para que os animéis, la paciencia es la clave de la receta.
Según la receta del libro Macarons de Annie Rigg:
Ingredientes para los macarons (salen unas 40 bases, es decir, 20 macarons)
-200g de azúcar glas
-100g de almendra molida
-120g de claras de huevo (unos 3 huevos XL)
-una pizca de sal
-40 g de azúcar blanco
-2 cucharadas de cacao en polvo (yo uso el de Valor)
-colorante rojo en pasta
Preparación
Lo fundamental es que todos los ingredientes estén a temperatura ambiente. Tamizamos el azúcar glas, la almendra molida y el cacao en polvo y lo batimos unos 30 segundos para que se mezcle todo bien y reservamos. Echamos las claras en un bol con una pizca de sal y las batimos a máxima potencia para montarlas a punto de nieve. Una vez estén montadas, continuamos batiendo a media potencia mientras añadimos poco a poco el azúcar hasta obtener una mezcla compacta, blanca y brillante.
En este momento añadimos un poco de colorante rojo para que repunte el color del cacao y mezclamos para que se distribuya bien.
Incorporamos la mezcla de almendras a las claras y vamos mezclando con una espátula con movimientos envolventes, con cuidado de que no se bajen las claras, hasta obtener una masa homogénea que no esté muy líquida.
Llenamos la manga pastelera, utilizando una boquilla 12 de Wilton, y realizamos unos círculos de unos 3-4 cm en el papel de horno colocado en la bandeja, y damos un golpe seco para eliminar las burbujas de aire.
Y ahora viene lo más difícil de todo, esperar. Normalmente se debe esperar entre 15 minutos y 1 hora, pero a mí me tardaron 2h, lo fundamental es que no estén húmedos al tacto.
Una vez hayan formado la cáscara seca, los introducimos en el horno precalentado a 150º durante 10 minutos.
Los sacamos del horno y dejamos que se enfríen por completo en la bandeja antes de retirarlos para que se despeguen perfectamente.
Ahora sólo queda rellenarlos.
(Veis que piececito tan mono)
Ingredientes para la crema de vainilla
-3 yemas de huevo
-75g de azúcar glas
-1 cucharadita de harina de maíz
-250 ml de leche entera
-1 vaina de vainilla
-50g de mantequilla
Preparación
Echamos las yemas de huevo, el azúcar y la harina de maíz y batimos bien para que se liguen.
Calentamos la leche con la vaina de vainilla abierta a lo largo hasta que empiece a hervir. Retiramos la vaina de vainilla y vertemos la leche caliente sobre la mezcla de huevo, mientras seguimos batiendo para que no se formen grumos. Vertemos de nuevo la mezcla en el cazo y lo ponemos a fuego lento, sin dejar de remover, hasta que la crema se espese.
Ponemos la mezcla en un cuenco e incorporamos la mantequilla, removemos hasta que se derrita y mezcle con la crema. Tapamos la superficie con un papel film de cocina y dejemos que se enfríe antes de meterlo en la nevera.
La receta original incorpora 100 ml de nata montada en la crema fría, pero yo no se la añadí y estaba buenísima igual :)
Ahora sólo queda meter la crema en una manga pastelera y montar nuestros macarons :)
(Aishhhh que orgullosa me siento de mis pequeñines ^^)
Y ya está todo listo, animaros a prepararlos porque son un bocado exquisito. Cuando les das un mordisco se te deshacen en la boca y es un bocado tan exquisito y elegante que parece que estás en París tomándotelos :)
Un besito, Antía.